Los fundamentalistas del dialogo

Pertenecientes a la rama de los clarinistas, los fundamentalistas del dialogo ven en este –el dialogo- a la mejor forma de solución de los problemas politicos. Es una interesante forma de tomarnos a todos por pelotudos. Porque, en definitiva, lo que dicen que piensan es que los desacuerdos en la política no son producto de intereses contrapuestos si no de que los diputados son tan boludos que no hablan, y no saben lo que piensa el otro. Y que si lo hablaran, llegarían a un acuerdo como cuando se reconcilian dos novios charlando.
“Vos déjame hablar con Obama, que lo convenzo para que cambie la política imperialista de Estados Unidos”, dicen.
Por supuesto, no piensan eso: dicen que piensan eso. Lo que quieren decir es, que uno los tiene que dejar hablar a ellos, y que si ponemos esfuerzo vamos a poder entender lo que quiere decirnos. No importa, desnudar el argumento hasta el máximo lo puede dejar, tal vez, inutilizable.
Los novios, se reconcilian porque tienen intereses en común. La política viene a administrar los desacuerdos de intereses, y eso no se resuelve nunca a través del dialogo, sino a través de una correlación de fuerzas, en la que el que es más fuerte concreta sus intereses y el otro, se las va a cantar a Gardel.
La sociedad rural no se entiende con el Kirchnerismo, no porque no se hablen: el Kirchnerismo le quiere sacar un pedazo de la torta, y ellos no la quieren dar. No se trata de sentarse a hablar por el bien de la republica. Se trata de decidir que se hace con esa torta. Y los diputados que votaron en contra de la 125, no lo hicieron porque en el Kirchnerismo no había dialogo, ni porque no quiso ceder ni un poquito, ni porque escucho a los pequeños productores, es porque quería que ese pedazo de torta se quede en manos de la Sociedad Rural.
El problema con Clarín, no es un problema de dialogo con el gobierno. Es que el negocio de Clarín es cerrar todas las puertas del dialogo. Clarín tiene claro que no le conviene que aparezcan más voces, porque Clarín vende voces. Del mismo modo, al carnicero no le gustaría que todos fabriquen sus propios chorizos.
Los argumentos de los fundamentalistas del dialogo, no necesitan que la diputada Camaño venga a tumbarlos de un cachetazo, se caen apenas se los analiza.

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