82% Movil

La política –dicen- es el arte de lo posible. Desde que el proyecto de ley por el 82 por ciento móvil comenzó a ganar vuelo político, todos los integrantes del congreso sabían que a lo máximo que llegaría es al veto que la presidenta le aplicó ayer.
Varios de los senadores que aprobaron anteayer el proyecto, y otros muchos de los diputados que lo hicieron a mediados de agosto pasado en diputados, dieron sobradas muestras, cuando fueron gobierno, de estar imposibilitados de otorgar beneficios a la clase pasiva y hasta de mantener los que tenían. La quita del trece por ciento de los haberes durante el gobierno de La Alianza basta como prueba de esa incapacidad.
No pudieron antes, y ahora tampoco. Lo que pueden es hacerle pagar el costo político que, imaginan, le significara a Cristina Fernández de Kirchner el veto al aumento. En el tratamiento de la ley se pudieron ver indicios de que las motivaciones del arco opositor pasaban menos por la búsqueda de reivindicaciones que por causarle daño electorales al kirchnerismo.
Principalmente, la liviandad del debate, que apeló al golpe bajo del merecimiento de “nuestros pobres viejitos” y esquivó, salvo en el caso de proyecto sur, el tema del financiamiento.
Tanto los peronistas disidentes como la coalición cívica aspiran a ser gobierno en 2011, por lo que se hace difícil creer que tengan real intención de hacerlo con un estado desfinanciado como ocurriría de aplicarse esta ley, según opinaron casi todos los economistas mas allá de su tesitura política.
Un informe del Conicet afirmó que la ley aumentaría la desigualdad en un 15% porque trasladaría las desigualdades del mercado a la clase pasiva y llevaría la jubilación de quien cobra 4 mil pesos a 33 mil, pero no les importó porque no se trataba de eso.
Se trataba de ensuciar la imagen de la presidenta que pudo nacionalizar las AFJP a pesar de ellos, que pudo sancionar la ley de movilidad jubilatoria y aumentar dos veces al año sus haberes, y que pudo sumar al sistema previsional a dos millones de personas. Porque la política es el arte de lo posible, y los opositores hacen lo que pueden.

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