La plaza por Kirchner

Como todos los jueves, los pañuelos blancos volvieron a recorrer su histórica vuelta tras la pirámide de mayo. Esta vez, el pueblo que las abrazó fue la multitud kirchnerista que hoy velaba, junto a ellas, al líder al que Hebe de Bonafinni, La presidente de abuelas de plaza de mayo, llamó: “uno de nuestros más queridos hijos”
Además de los miles de ciudadanos que penaban por la plaza, también las aplaudían otras madres: hacia horas que formaban fila para despedir a Néstor Kirchner. Venían a agradecer que sus hijos formen parte de los cuatro millones y medio de niños que cobran la asignación universal.
A su lado, una jubilada, que engrosa el padrón de los dos millones de pasivos sumados al sistema, llevaba un mensaje para la presidenta. Escrito en rojo sobre una cartulina, se leía: “Fuerza Cristina”.
Militantes de todas las edades, de la de los que sacaron la bandera del ropero y de la de los que las descubrían, ponían música a sus palabras: “che gorila che gorila/ no te lo avisamos mas/ si la tocan a Cristina:/ que quilombo se va a a armar”
Llevaban más de ocho horas esperando, en una fila por las que pasaron ciento setenta mil personas según los datos que confesó Clarín, íntimo enemigo del gobierno nacional desde que se sancionó la ley de medios audiovisuales.
Esperaban también, para pedirle y darle fuerza a Cristina, algunos del millón de inmigrantes de los países vecinos que adquirieron su DNI y regularizaron su situación tras la nueva ley de migraciones.
En la capilla ardiente de la casa rosada, sus presidentes le daban el último adiós al secretario de la Unasur. Evo Morales dijo que Sudamérica quedaba huérfano, Lula afirmó que Kirchner “jugó un papel extraordinario en la integración latinoamericana" y Hugo Chavez parafraseaba al premio nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias para decir que los hombres como el no mueren, cierran los ojos y se quedan velando.

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